Háblame del mar, marinero
háblame del mar si lo has visto.
¿Acaso te bañaste en sus aguas saladas?
¿La orilla es verdad que cultiva
millones de ostras celestes?
Marinero, gaviota de velas,
¿Encienden tus noches
sus venas de fuego en la arena?
Contesta, ¿Puede una
barca
esbozar el destino
de un pueblo?
Háblame del mar, quiero imaginarlo.
Derechos Reservados © Rosse Marie Caballero
¡Otra vez la noche!
la luna sola
sola la luna.
Es una luna inmensa
tan grande que no la veo.
¿Será que no existe,
o esta noche se escondió de
frío?
En Madrid la luna murió
no preguntéis, no lo sé,
pero a su entierro fui y tampoco la vi.
La cubrió el humo
el implacable humo
de los cigarrillos en invierno
y su luz
fracasó.
La lluvia helada de París la enfermó. dicen
que la luna hospitalizada
permanece, pero nadie sabe
dónde.
Sobre las plomizas calles
una delgada sonrisa derramó,
los niños no la
vieron
no la
pudieron ver de tanto
abrigarse y no jugar.
Los niños de Europa en invierno
no juegan en los parques
y la luna de tan sola
se fue a buscar al
sol,
pero no
lo puede tocar,
él escapa y ella detrás.
La luna corre tras del sol
pero nadie lo percibe
de tan oscuro que está el cielo,
este triste cielo gris de
Madrid.
Derechos Reservados © Rosse Marie Caballero
Sufro
por el devaluado nombre
de mi patria
por los guardias de museos en el mundo
por la indiferencia del turista multilingüe
por los niños en los lienzos mal pintados.
La sombra esparce sus mil enigmas
el ancho bosque verde ha cambiado
en negro fuego sus lentas hojas.
Protesto
por el
esplendor de capitales milenarias
por la miseria de los pueblos conquistados
por las religiones que han ateízado la palabra
por la geografía que ha marcado el destino de los hombres.
La sal devora del mar las aguas
tierra y montañas se yerguen crueles
arena y rocas cubren los campos.
Solicito
romper
las fronteras hilvanadas en la épica de los siglos
construir un paraíso infinito donde
los exploradores
no perturben el sueño de la luna
dialogar con el amor que no necesita traductores
saltar de la cruz en la que nos hemos eternizado
plantar una bandera blanca en el mar.
Las olas funden la vida y muerte
se abren los cielos omnipotentes
tiemblan los ángeles frente al Final.
Derechos Reservados © Rosse Marie Caballero