CORPUS SACRALIS

No me importa que se pinten,
pero importa quien dibuja
una vez metiendo aguja
Ya no hay forma que lo quiten.

Mucho importa la actitud
que uno tenga si es tatuado
de malandro se es juzgado
aun que tenga rectitud

Y les dicen pecadores
por ese gusto al tatuaje
peca más quien usa traje
¡religiosos seguidores!

Los que juzgan tienen prisa
señalando el sacrilegio
van morbosos al colegio
y después ofician misa.

Autor: Marco Antonio Uribe Rodríguez 
Anonioth el caído
Imagen: tomada de la web
D.R.A. Puebla, Puebla, México.


FRÁGIL

 

Observa entre mis ojos el amor,
te demuestran que soy... un inocente,
no dejo que me venza algún dolor;
soy centro de miradas de la gente.

Me rechazan y duele mi verdad
y no notan mis ganas de vivir;
cuidarme, pareciera tempestad,
me cuesta, si algo tengo que decir.

De mí, espera siempre una sonrisa,
mi inconsciente no entiende perversiones,
tengo el alma más pura que la misa,
soy vulnerable en muchas situaciones.

¡quiero ser de esta vida un gran guerrero!
Ser libre, que me acepten, eso quiero.

Autor: Marco Antonio Uribe Rodríguez
Anonioth El Caido

HABLEMOS

Si nos miramos de frente,
nos acusando la mente,

Para acabar con engaños
sin antifaces ni paños 
pues como pasan los años
van aumentando los daños

Quizás estés resentida
y acciones a la medida.

Si tú lo ves pertinente 
hagamos nuevos peldaños,
...te quiero aún en mi vida.

Autor: Marco Antonio Uribe Rodríguez 
Anonioth el caído
Imagen: tomada de la web
D.R.A. Puebla, Puebla, México.

MEDITACIÓN

Una tarde en la sala meditaba
sobre el tiempo y la vida que pasaba;
entre muchos papeles, ocupado,
unos de bueno, otros de malvado.

 

Caminando, me hice mil heridas,
muchas de ellas, las llevo contenidas.
Del trabajo, el esfuerzo y el dinero,
disfruté el resultado de mi esmero;
hoy me siento cansado del camino,
¿será que es el final de mi destino?

 

Goza, cruel, aplazando su demora
la mirada cansada ¡delatora!
Le temo al frío invierno, a la vejez
que arrugan los recuerdos y a mi tez.

 

No le temo a la muerte que me espera,
yo le temo a vivir sin primavera;
al canto del reloj quiero ganarle 
que me derrote, ¡no voy a dejarle!
Yo no confío en ruedas de la suerte 
con pistola en la sien, beso a la muerte.

Autor: Marco Antonio Uribe Rodríguez 
Anonioth el caído